Entonces él le vertió en su mente la sucesión de recuerdos del tiempo que él había pasado con Eragon y Saphira desde aquella carta que recibió a partir de un barquito hecho de hojas que había llegado un día sus manos mientras descansaba apaciblemente en los jardines de Tialdarí: Arya, convendría que Firnen viniese con nosotros un tiempo para que Saphira y el resto de los eldunaris le enseñaran lo que aprendían todos los dragones de antaño. En cuanto a ti, puedes venir si quieres, pero yo no tengo nada que enseñarte y aquí lo único que harás será perder el tiempo. También quisiera que los próximos jinetes viniesen con nosotros en vez de con los elfos ya que aquí los dragones podrán adquirir la experiencia de Umaroth, Glaedr y otros. Adiós. Ella percibió muchas imágenes, sensaciones, olores y sentimientos, entre los que se destacaban un amor y añoranza creciente de Firnen hacia Saphira, pero todo aquello no era lo que buscaba Arya. Ella buscaba recuerdos de Eragon, pero el apenas aparecía y cuando lo hacía era simplemente para hacer alguna referencia a cómo hacer que Arya le fuese más fácil montar y desmontar de la silla, para secundar a Saphira, o simplemente para felicitarlo o regañarlo, pero ninguna mención directa hacia ella.
Solo digo una cosa, no hagais suposiciones precipitadas. Hasta la semana que viene.Salu2
gracias por publicarlo Samuel-finiarel
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